Nudo gordiano

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Por: Yuriria Sierra

Lo hemos repetido hasta el cansancio, pero es cierto y es necesario que lo entendamos: se vale estar mal. Casi dos años de pandemia y todos, absolutamente todos, hemos visto afectado nuestro entorno emocional.

La forma en como vemos el mundo, la forma en como nos sentimos y la forma en como lo expresamos. Lo hablamos ayer, al inicio de la emisión de TV: un joven, se llama Carlos, se arrojó desde el tercer piso, no murió del todo. La caída le provocó muerte cerebral; hoy, sólo su familia sabe lo que tendrá que afrontar.

Al mismo tiempo, en el mismo estado, en Veracruz, otro joven se aventó desde lo alto de un puente, él sí cumplió su objetivo y terminó con su vida. Las autoridades reconocen lo evidente: tanta gente necesita ayuda, pero, ¿cómo darla si no nos atrevemos a reconocer que nos sentimos vulnerables?

Lo siguiente lo documentó mi compañera Laura Toribio en las páginas de este diario: “Qué tan fácil sería terminar todo y pues ya dejas de sufrir no pasa nada (…) A veces paso cerca de un tráiler y digo con tantito que me hiciera a la izquierda sería muerte inmediata, sin sufrimiento…”, lo cuenta Elena, una mujer que padece depresión.

En su misma entrega, un especialista: “La depresión creció en un 16%, aproximadamente, en comparación con años anteriores, lo característico ahora en ese momento de la pandemia lo podemos encontrar con la adaptación a las nuevas situaciones de vida (…) donde todavía el trabajo a distancia es ahora una constante (…) eso implica dentro de las dinámicas familiares una doble carga de trabajo (…) la intensa convivencia pues han llevado a la ruptura de relaciones de pareja y conflictos intrafamiliares muy fuertes…”.

 Todos, repito, todos nos hemos enfrentado a nuestros miedos y a momentos de profunda reflexión y soledad en estos últimos veinte meses; por eso insistimos: se vale sentirse mal, pero es importante reconocerlo y buscar ayuda, antes de vernos rodeados de consecuencias.

Los mismos especialistas, estudiosos de la condición humana, la pandemia y sus afectaciones, afirman que la depresión alcanza a 12 millones de mexicanos y a 264 millones de personas en todo el mundo.

Así, existe un consenso de que la depresión será la principal causa de discapacidad en el planeta para 2030, en nueve años, tiempo que se pasará con la velocidad de un parpadeo.

Se vale sentirse mal: nos pasa a todos; pero se vale aún más buscar ayuda, no necesariamente se trata de expertos, tan sólo sentarse a hablar con quien nos llene de confianza, con quien signifique algo para nosotros y sacudirnos cualquier intención de culpa que afecte la forma en que vemos y nos sentimos ante el mundo.

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