En una entrevista con el New York Times, el presidente de la Comisión para la Verdad reconoció que tomó medidas “drásticas” por la presión de Andrés Manuel López Obrador para esclarecer el caso
Lo que hasta el momento se presumía como un significativo avance en las investigaciones del Caso Ayotzinapa, hoy parece desmoronarse, pues el propio Alejandro Encinas, presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia (CoVAJ) aceptó que el informe presentado el pasado 18 de agosto incluyó un gran número de evidencias sin verificar.
La desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” ha sido un tema de gran importancia para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pues su esclarecimiento le aportaría más elementos al presidente para defender que su Cuarta Transformación (4T) dista mucho de las administraciones “de antes”, en especial la de Enrique Peña Nieto.
“Sí, este año va a quedar ya lo de Ayotzinapa”, aseguró sin vacilar López Obrador en su conferencia mañanera del pasado 30 de junio.
Sin embargo, todo parece indicar que el impulso por ofrecer avances y darle un cierre al caso se volvió más importante que desarrollar investigaciones sólidas y con pruebas contundentes.
La presurosa reunión Tomás Zerón en Israel
En una entrevista con el New York Times, Alejandro Encinas reconoció lo que muchas personas temían: el más reciente informe de la CoVAJ está lleno de evidencias sin sustento. “Hay un porcentaje importante, muy importante, que está todo invalidado”, admitió el también Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Luego de tres años de avances prácticamente nulos, AMLO se habría visto superado por el intento de contraponerse a las tropezadas investigaciones que conformaron la “verdad histórica”, por lo que comenzó a presionar a la CoVAJ para presentar progresos significativos.
“El presidente me dijo, ‘¿qué pasó? Ya informa’ […] Nos quedan dos años de gobierno y nosotros tenemos que dar resultados y la fiscalía tiene que judicializar”, reveló Encinas en una entrevista.
Por tal motivo, en febrero de este 2022, el titular de la Comisión viajó a Israel para reunirse con Tomás Zerón de Lucio y pedirle información sobre los restos de los estudiantes a cambio del “apoyo del presidente”.
Encinas consideraba que Zerón poseía información importante, por lo que le prometió el respaldo de AMLO para una sentencia reducida en prisión. Sin embargo, regresó de Israel sin nada. De acuerdo con Liora Turkevsky, abogada de Zerón, él “no retiene ninguna información en conexión con el caso”.
Los supuestos chats de Guerreros Unidos sin verificar
Uno de los elementos más relevantes del informe de la CoVAJ presentado en agosto fue el recuento de más de cuatro mil registros de presuntas comunicaciones entre integrantes del cártel de Guerreros Unidos, el grupo criminal identificado como el responsable de la desaparición de los normalistas.
Los mensajes de WhatsApp llegaron a Encinas en abril de 2022 como un alivio tras su infructuoso encuentro con el extitular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). En dichas conversaciones, los miembros de Guerreros Unidos habrían detallado el paso a paso de sus operaciones para asesinar y desaparecer a los estudiantes.
Aunque la serie de 467 capturas de pantalla, entregada por una sola fuente, fue cortejada con otras pruebas, Encinas nunca compartió las imágenes de los chats con la Fiscalía General, en donde se pudo haber realizado un análisis forense que verificara la autenticidad de los mensajes.
El argumento del funcionario fue que le preocupaba cualquier posible filtración, además de que la presión desde Palacio Nacional lo obligaba a presentar un informe “oportuno” a las familias de los normalistas.
El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) tampoco supo del contenido de los mensajes, pues tuvieron conocimiento de ello hasta que Encinas presentó el informe.
Debido a la imposibilidad de verificar la veracidad de una gran cantidad de las capturas, el presidente de la CoVAJ comentó al NYT que “hay unos que hemos desechado”, pues “no tienen elementos suficientes para acreditarse”.
Por si fuera poco, Encinas aceptó que la fuente que le entregó los mensajes pudo haberlos fabricado. “Todo es posible […] El 100 por ciento seguro en esto no existe”, expresó al medio neoyorquino.
Ángela Buitrago, integrante del GIEI, aseguró que su equipo está efectuando un análisis de los mensajes, el cual podría ser publicado en las próximas semanas. A pesar de la posibilidad de que se dictamine la falsedad de las conversaciones, Encinas se mostró confiado en su investigación, pues “tiene mucha solidez y se va consolidando”. Aunado a ello, sentenció que en esta como en todas las investigaciones “hay aciertos y errores”.
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