Nudo gordiano

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Por: Yuriria Sierra

Lunes de sinsentido: primero nos dicen que la pandemia ya está controlada, luego viene el alza de contagios. Que no van a cerrar las actividades económicas, pero ya se marca un repunte en las hospitalizaciones. Que no hay que caer en pánico, pero la positividad de las pocas pruebas que se realizan es alta. Que no hay síntomas de covid-19 tras reunirse con funcionarios que dieron positivo, pero que mejor López Obrador sí se someterá a un análisis, por si las dudas, aunque él afirma que sólo es gripa. Y aquí el peligro del autodiagnóstico: por la tarde precisó que sí es covid-19 y que se comunicará de forma virtual, que será Adán Augusto López quien lo sustituya en las conferencias matutinas. Sólo hay que avisarle a todos los presentes en la de este lunes, funcionarios y miembros de la prensa, que deben aislarse en espera de no presentar síntomas. Y que si López-Gatell no tiene covid-19, pero ya es una semana que no hace una aparición pública, vaya resfriado el que le dio.

Y hablando de imprudencia, aunque más contradictorio, y que no abona en nada a la imagen internacional de México (y de paso da un pésimo mensaje al interior): si primero fue aplaudida la decisión de la Secretaría de Relaciones Exteriores para no enviar a ningún representante a la juramentación de Daniel Ortega para su cuarto mandato al frente del gobierno de Nicaragua, ¿qué quiso demostrar López Obrador al corregir la plana?

“No podemos hacer a un lado nuestra política de autodeterminación de los pueblos y de independencia, o sea, no es el gobierno pasado que, por quedar bien con otros gobiernos, expulsó al embajador de Corea del Norte…”, peor aún cuando se le pasó la fecha del evento, ayer mismo, y abrió la posibilidad de enviar a un funcionario, para no darle la espalda a uno de los gobiernos latinoamericanos más cuestionados de la región. México vive así, en esas contradicciones.

Y la oposición, en las mismas. Así como el fin de semana priistas se reunieron en Hidalgo para dar carpetazo a los líos generados por el desacuerdo al interior en la elección de la candidatura a la gubernatura, así también en Quintana Roo. Los responsables: Laura FernándezFélix González y el Niño Verde, muy alejado del reflector, pero no así de la operación política.

Me explico: como si le faltaran polémicas, la exlegisladora del PVEM Laura Fernández “marcó” distancia con Jorge Emilio González Martínez, o sea, renunció a su militancia a aquel partido ecologista de mucha tradición, es un decir, para jurar lealtad al PRD y su bancada. El ojo lo tiene puesto en la candidatura a la gubernatura que, como la de Hidalgo, se renovará este verano. Para lograr su objetivo ya tiene trazado el camino: el dirigente municipal del Revolucionario Institucional, Rubén Treviño, su principal operador en Cancún, seguirá sus pasos y firmará con la coalición PRD-PAN; un futuro como diputado ya le fue prometido. Al secretario general de Gobierno del estado, Arturo Contreras, le guiñan el ojo para que se vaya con ellos.

Y estarán en todo su derecho, muy su decisión de abonar a su credibilidad política o de alimentar su ambición; lo que también queda en entredicho es que, así como así, el Partido de la Revolución Democrática le abrió sus puertas a Laura Fernández, quien ya acumula varios escándalos, algunos por conflicto de interés, mientras fue alcaldesa de Puerto Morelos, además, fue la creadora de la llamada Ley Piña, está totalmente en contra del aborto, ha sido ligada con la investigación de la mafia rumana. En próximos días sabremos si su estrategia rindió frutos o si el brillo del “diamante negro” la opaca, las encuestas dan altas probabilidades que esto último pase. Vaya contradicción la del PRD, recurrir a esto para salvar lo que queda de un partido que hace mucho se veía como alternativa.

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